Miedo y deseo

 

 

 

A lo largo de nuestra vida debemos enfrentarnos a multitud de circunstancias que nos generan un nivel de “tensión”.

 

Cierto nivel de ansiedad en nuestro día a día nos ayuda a superar los problemas, a tener esa “chispa” que nos mantiene con la suficiente energía para empujarnos a seguir adelante. Sin ese punto justo de ansiedad la especie humana no habría sobrevivido hasta nuestra época actual.

 

El componente emocional esencial que forma la ansiedad es el miedo, por ejemplo, miedo al abandono, a la muerte, perder un trabajo, a no ser lo suficientemente bueno en el trabajo…

Tras un pensamiento negativo e intrusivo aparece el miedo y tras éste la ansiedad.

 

Por otro lado, el deseo(el deseo de conseguir un objetivo, de no perder el trabajo, de ser mejor trabajando) nos ayuda y motiva a conseguir unas expectativas realistas, nos impulsa a conseguir nuestras metas.

 

Tenemos que tener en cuenta que el  miedo y el deseo se cruzan en un punto de intersección, y este punto sería aquel en el que tenemos tanto deseo de realizar algo tan bien, perfecto,  con unas expectativas tan altas que surge el miedo a no ser capaz de alcanzar esas metas, apareciendo entonces el bloqueo.

 

Muchas situaciones de nuestra vida las percibimos como un peligro potencial o las acogemos en nuestra vida con un deseo tan intenso, (por ejemplo: sacar una buena nota en el examen), que se convierte en nuestra mente como algo que nos puede hacer daño, creando en ambos casos como síntoma la ansiedad.

 

El éxito para afrontar muchas situaciones de nuestra vida y nuestro objetivo,  será encontrarel punto de equilibrio, que contenga la misma medida,  tanto de miedo como de deseo. Si somos capaces de mantener y actuar en nuestra vida con un temor justo y el deseo necesario tendremos menos posibilidades de que la ansiedad en niveles altos entre a formar parte de nuestra vida.

 

Diego de la Fuente.

Psicólogo.