Aunque muchas personas lo sufren, piensan que son “bichos raros” y lo padecen en silencio, suele existir una prevalencia mayor en hombres que en mujeres.

 

Quien sufre este tipo de fobia teme hacer el ridículo, que sean observadas por los demás o ser criticadas.

 

Estas personas tienen un pensamiento negativo de si mismos y temen una evaluación negativa por parte de las personas que les rodean. Sobre todo temen hacer el ridículo delante de las personas que les rodean o inclusive a que les dé un ataque de ansiedad, por lo que temen exponerse a estas situaciones sociales.

 

Este tipo de desorden suele aparecer en la adolescencia cuando empieza a tener más relevancia las interacciones sociales, tenemos que resaltar que la fobia social más común es la de hablar en público.

 

En algunos casos la ansiedad puede ser anticipatoria y la persona que padece este trastorno piensa con antelación que al sitio donde va a ir le va a ocurrir una experiencia desagradable (ansiedad), donde anticipa el hecho y esto la hace aumentar aún más la presión de ansiedad.

 

Hay que tener en cuenta que la fobia social puede ser una patología que conviva con otras patologías de origen ansioso como puede ser la agorafobia, fobias especificas y  trastornos de pánico. Tenemos que tener en cuenta que muchas de las sensaciones que se sienten en este tipo de fobia no son solo psicológicos también van asociados a somatizaciones físicas; dolores de cabeza, tensión muscular en cuello, hombros, temblores, sudoración, nauseas… entre los síntomas psicológicos nos podemos encotrar con insomnio, pesadillas, una alta preocupación, inquietud…

 

Diego de la Fuente

psicólogo