El grito de Munch

La ansiedad junto a la depresión, el abuso de sustancias y alcohol, es de los trastornos más comunes, se hacen estimaciones que el 25 % de la población norte americana la ha experimentado a lo largo de su vida algún episodio.
En numerosas ocasiones nos hemos encontrado con un malestar que no sabemos identificar muy bien de donde procede y que muchas veces no lo relacionamos con la ansiedad por ser unos síntomas que creemos no son pertenecientes a ésta.
Después de hacernos infinidad de pruebas y chequeos médicos se llega a la conclusión que ese malestar físico es debido a la ansiedad; nos está avisando que algo en nuestra vida no funciona. Estos síntomas físicos son múltiples y dependiendo de la persona pueden aparecer unos u otros (nudo en el estómago, dolores de cabeza, contracturas musculares, ritmo cardiaco, presión de la sangre, tasa respiratoria, sudoración en las manos, mareos, cansancio…).
Por otro lado, los síntomas psicológicos que podemos encontrar pueden ser inquietud, irritabilidad, mayor sensibilidad al ruido, obsesiones, insomnio, pesadillas…
Otra pista que podemos observar es los cambios de hábitos alimentarios (comer más o comer poco) y en el padecer insomnio (nos cuesta más conciliar el sueño o nos despertamos a mitad de la noche, con aumento de las pesadillas en nuestros sueños).

En definitiva, se puede decir que las características principales de la ansiedad es una preocupación incontrolable y constante, por cualquier razón, incluso por cosas pequeñas que en otras circunstancias hubiéramos pasado por alto.
Otras características es estar permanentemente en tensión sin podernos relajar, con una inquietud permanente y padecer cualquiera de los síntomas psicológicos o físicos comentados anteriormente.

Hay que tener en cuenta que el trastorno de ansiedad, sin un tratamiento adecuado, puede llegar a ser crónico, con algunas mejorías momentáneas a lo largo de la vida, pero también con el temible empeoramiento que nos puede llevar a la depresión.

Diego de la Fuente.
Psicólogo