De tal manera que, si la psicoterapiano es siempre suficiente, por lo menos es siempre necesaria.
La Psiquiatría y Psicología nos son sólo cosas de locos, sino de todo ser humano que al enfrentarse a sus conflictos sin eludirlos, se sitúa en la única posición restauradora posible.
La tarea queda lejos de convertirse en una simple adaptación forzada del medio en un conducir al sujeto, sino todo lo contrario en un intento eficaz de alivio basado en la resolución personal e íntima del problema.
Al trabajar con esta preocupación, se pretende que el sujeto se ayude a sí mismo y por consiguiente a su comunidad, así restituido como un escenario de vida creativa y no de mera supervivencia.
Sin embargo en la sociedad actual, la palabra Angustia, siempre sugeridora de un conflicto, no es del agrado de los dioses modernos: tecnología, rentabilidad, marketing, ciencia. Intentan camuflarla usando, inapropiadamente términos como: stress, depresión, anorexia, bulimia, frigidez, trastorno de ansiedad… entre otros muchos.
Su función es apresurarse a darle un sentido; no hay que perder tiempo. Muestra la verdad pero la inactivan, como el ámbar muestra su interior al fósil.
Y es que la angustia remite a algo indeterminado, desconocido, que actúa sin que lo hayamos previsto. Hace patente que algono marcha. Es una señal de peligro. En realidad es una pregunta que apunta hacia la verdad, que no engaña.
Pero el Psicoanálisis, a la inversa de quienes inventan disfraces para angustia, invita a no cerrar esa pregunta, invita al sujeto humana hablar de ello…
Porque en el fondo el mejor ansiolítico es y será la Palabra.
Dr. Ángel Gracia Casanova
Médico Psiquiatra-Psicoanalista